INCONGRUENCIAS AL VAPOR, con una pizca de sal.
INCONGRUENCIAS AL VAPOR, con
una pizca de sal.
Pues
no sé si contarlo, porque a ver…, decir que me importa un bledo que Telefónica haya
sufrido una avería en su red fija, que hayan salido los cambios claves en el
reglamento de extranjería, que la llamada entre Trump y Putin indique un cambio
de rumbo en las negociaciones o que la policía implique en una trama de
narcotráfico a un líder del PSOE… es decir mucho. Pero es cierto, todo eso me
importa un bledo. ¿Por qué? Porque el que me importe algo no va a cambiar nada.
Y como los pensamientos no son neutros, si me paso el día dándole vueltas a
semejantes asuntos, lo que voy a conseguir es contaminarme (más de lo que ya nos
contaminan). Tampoco me voy a poner a charlar con el cuadro de luz de la escalera
para contarle lo sucia que está la acera y que me diga que avise al
ayuntamiento, porque no lo voy a hacer. ¿Por qué? Porque si no lo ve nadie es
porque les parecerá bien a todo el mundo, y como formo parte de ese «todo el mundo»,
pues, ¡hala! Que a usted lo peinen bien.
Y es
que la culpa de todo la tiene el móvil (y los chemtrails). Los móviles porque nos
acercan a lo que está lejos y nos alejan de lo que está cerca. Y los chemtrails
(o estela de humo blanco que dejan los aviones) por lo que ya sabemos… ¿? Y así
no vemos nada ni nos importa si ha subido el precio de la bombona (no veo
quejas) o que el euríbor repunte para evitar una nueva caída. Yo lo que voy es
a enviarle a mi grupo de watsap la receta del bacalao al pil pil, las fotos del
día de campo y el “cuídate” (que no hay cosa que me dé más coraje que me diga)…
¡Cuídate tú! No te jode…
Dice
mi hija que “así” va el país. Que si todo el mundo pensara como yo y pasara de
todo, a ver cómo estarían las cosas. Y yo digo que estarían igual, porque a la
gente solo le interesan los programas chorraditas, la comida basura, las
tiendas, el gym, pagar con el móvil «¡Dios! Que no encuentro el móvil». «Pero si lo tienes en la oreja, ¿no estamos
hablando?» «Pues ni idea, nena, que últimamente no sé dónde pongo las cosas…».
Y qué más da…, si te pongas donde te pongas estorbas (como la vieja de las
patas corvas).
En
fin, que todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
Espero que no prestes atención, ni compartas, ni te guste esta chorradita que escribí por soltar acumulación de incongruencias al vapor. Lo necesitaba… Y como es mi blog, pues ahí lo puse.
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